Encontramos un polluelo de vencejo

El otro día los niños encontraron un polluelo en el jardín. Estaba muy débil y ni siquiera abría los ojos. Era bastante grande, no parecía una cría sino un adulto enfermo. Aunque pensamos que estaba agonizando, le dimos gotitas de agua acercándole una jeringuilla (sin aguja) a la comisura del pico. El animal debía estar al borde de la deshidratación porque empezó a beber ávidamente y continuó así durante un buen rato.

Vencejo durmiendo

Con el agua recuperó algo sus fuerzas pero seguía sin moverse excepto para abrir el pico y beber. No teníamos muchas esperanzas de que sobreviviera la noche. Aun así nos lo llevamos a casa y le pusimos en una caja de zapatos con papel de cocina en el fondo para que estuviera más cómodo.

Vencejo en su caja

A la mañana siguiente no solo estaba vivo sino que se le veía con más vitalidad y hasta hacía ruiditos. Decía pit pit. Ya tenía nombre, le llamaríamos Pit. Le dimos más agua. Había que darle de comer. Pensamos que unas miguitas de pan humedecidas serían una buena opción pero no las quiso.

Los niños se llevaron el polluelo al jardín con la idea de que le diera el aire y pudiera oir el canto de otros pájaros. Quizás así se le abriría el apetito. Pero nada, seguía sin comer.

En un intento de averiguar quién era Pit, me puse a mirar fotos de aves comunes en esta zona. Gracias a las imágenes de internet, después de un rato encontré lo que buscaba: ¡teníamos un polluelo de vencejo!

¡Qué ignorancia la mía! Resulta que los vencejos son aves insectívoras y, por supuesto, no comen pan. Dar pan a un vencejo es como dar marisco a una vaca, veneno para ellos. ¡Pues a cazar insectos! Probamos con una mosca. La pusimos en un palillo mondadientes y se la acercamos a la comisura del pico. La engulló en un abrir y cerrar de ojos. Los vencejos tienen un pico muy pequeño pero su boca es realmente enorme.

Insectos para el vencejo

Entre los niños y sus amigos conseguimos un montón de bichos. Son increíblemente voraces, comen de todo menos hormigas. Desde luego, la expresión «come como un pajarito» no puede aplicarse a los vencejos.

A lo largo del día Pit fue cogiendo fuerzas. Cada vez estaba más despierto. Comía una barbaridad. En cada toma (cada dos horas) era capaz de tragarse 3 o 4 insectos. Alimentarle se convirtió en una carrera contra-reloj.

Mientras, yo seguí buscando información sobre los vencejos. Cuanto más leía, más fascinantes me parecían. Aprendimos que son verdaderas máquinas de volar, incluso duermen en vuelo.Vienen en primavera para construir sus nidos y criar a sus polluelos y a finales de verano se van hacia el hemisferio sur africano donde pasan el invierno.

También gracias a la red, supe que relativamente cerca de casa tenemos un centro de recuperación de fauna salvaje, GREFA. Llamé por teléfono y me aconsejaron que les lleváramos a Pit. Le cuidarían mejor que nosotros y así tendría más posibilidades de volver al medio natural. Les hablé de lo difícil que era alimentarle con insectos, nos pasábamos el día buscando bichejos. Me dijeron que podíamos complementar su dieta con pienso de gato mojado hasta que nos fuera posible llevarle al centro. El pienso de gato fue un alivio. Parece una tontería pero cuando quieres que se te llene la casa de moscas, no hay forma de que entren.

Pit cada día tenía más ganas de volar. Hacía ejercicios con sus alas en su caja de cartón. Le sacábamos también a ejercitarse sobre la hierba para que tuviera más libertad de movimientos. Caminando era muy, muy torpe. No es que no tuviera agilidad por estar débil, es que los vencejos tienen unas patas cortísimas. Están hechos para volar, no para dar paseos. Precisamente por eso es muy importante no tocar sus alas. La grasa de las manos podría dañarlas.

Vencejo con alas extendidas

El vencejo en la hierba
Debido a que se alimentan de todo tipo de insectos son muy beneficiosos para el hombre, por eso, los vencejos están protegidos tanto a nivel nacional como europeo.

Pasó casi una semana. Pit estaba muy espabilado. Tuvimos que cambiarle a una caja más alta porque trepaba con sus fuertes garras por las paredes de la caja de zapatos. Temíamos que escapase y acabara debajo de algún mueble.

El octavo día le metimos en el coche y nos dirigimos a GREFA. Sabíamos que estábamos haciendo lo correcto. Sin embargo, estábamos un poco tristes. Nos habíamos encariñado mucho con Pit.

Llegamos. Pit parecía estar en muy buenas condiciones. En unos minutos un veterinario valoraría su estado de salud. Mientras hacían la ficha de ingreso, tomamos una última foto. Mis hijos se convencieron de que Pit estaría muy bien allí junto a otros vencejitos y con expertos que sabrían cuidarle y darle su comida favorita. Además, para mayor tranquilidad, nos dieron un número de referencia y un email al que, pasados unos días, podríamos escribir para averiguar si finalmente Pit había conseguido alzar el vuelo. Todavía es pronto para saberlo, pero no nos cabe duda de que así será.



Esta entrada tiene 3 comentarios

  1. arantza

    Hola!!
    Os hemos mencionado en nuestra última entrada, porque hemos cuidado de una cría de avión común. No hemos tenido un buen final y es una historia un poco triste.
    Muchas gracias si te pasas a vernos.
    Un saludo

    1. EducaconBigBang

      Hola Arantza, intenté comentar en tu blog pero fue bloqueado por parecer spam. De todos modos, tanto tu blog como tu proyecto me parecen fantásticos. Espero que, ya que no vivimos muy lejos, algún día podamos vernos e intercambiemos ideas. Un abrazo.

      1. arantza

        ¡Me parece una idea estupenda! ¡Lo tenemos que hablar para no dejarlo pasar!

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