Los cálamos fabricados con plumas de ave o con cañas huecas fueron los únicos instrumentos de escritura desde el siglo VI hasta el XIX, cuando se inventó la pluma de acero. Con ellos se escribieron los códices medievales (libros manuscritos hechos por copistas), cartas, decretos , documentos importantes y obras literarias.
«La pluma es la lengua del alma», dijo Cervantes y nosotros lo vamos a comprobar fabricando una. Después nos divertiremos imitando la escritura antigua y diseñaremos nuestras propias letras capitulares.
Materiales:
- Una pluma del ala de un ave grande. Nosotros usaremos plumas de gaviotas que hemos encontrado en la orilla del mar.
- Cúter y tabla para cortar.
- Un vaso de agua muy caliente.
- Papel y tinta. Con témpera escolar diluída en agua queda fantástico, pero si quieres algo más realista podrías fabricar tinta natural de nogalina.
- Un palillo, aguja, clip o similar.
Procedimiento:
- Sumerge el cálamo (parte que va dentro del cuerpo del ave) de la pluma en agua muy caliente durante unos 10 minutos. El objetivo es que adquiera más flexibilidad y sea más fácil darle forma con el cúter.
- Corta el cálamo de forma oblícua y elimina cualquier membrana que pueda haber en el interior usando un palillo de los dientes, por ejemplo.
- Dale forma con dos cortes curvos simétricos según se indica en la foto.
- Haz una ranura en el medio (línea roja) y para terminar, elimina la punta con un corte recto.
- Deshazte de las barbas de la pluma o al menos las que estén en la zona por la que vayas a agarrar la pluma para escribir. Aunque en las películas siempre aparecen con ellas, para los verdaderos escribas no eran más que un estorbo.
- Antes de usarla deja que se endurezca al menos durante media hora.
Para fabricar la pluma se usaba un cuchillo especial muy afilado llamado cortaplumas. Siempre había que tenerlo a mano. La punta de la pluma se deteriora muy fácilmente y muy a menudo era necesario realizar ajustes y reparaciones.
Para añadir color ¿qué mejor que hacer diseños de letras capitulares? En un libro, son las letras que aparecen en tamaño grande y muy adornadas al comienzo de un capítulo (de ahí su nombre) o párrafo.
¿Qué ha ocurrido?
Escribir con una pluma de ave es algo fascinante, pero ¿cómo funciona este ingenioso invento? Para explicarlo tenemos que echar mano del fenómeno de la capilaridad, con el que hemos experimentado ya varias veces:
Capilaridad con terrones de azúcar.
Transferencia de agua entre dos vasos.
La capilaridad es la capacidad que tiene el agua (u otros líquidos) de ascender por pequeños tubitos o capilares. Al poner la pluma en el tintero, la tinta asciende por el cálamo por capilaridad. El cálamo se convierte en un depósito para contener la tinta. No tiene demasiada capacidad, solo alcanza para escribir unas pocas palabras.
Ahora hablemos de la tinta. Las fuerzas de cohesión entre sus moléculas es muy fuerte, es decir, sienten una gran atracción entre ellas. Es como si estuvieran agarradas de la mano (si tuvieran manos, claro). Cuando se inicia la escritura, la tinta entra en contacto con el papel (pergamino, papiro o vitelo) y se queda pegada a él. Debido a las fuerzas de cohesión, la tinta que se ha adherido arrastra a las moléculas de tinta vecinas, que irán a ocupar el lugar de las que se han perdido en el papel. Así se consigue que la tinta fluya por la pequeña ranura, desde el depósito a la punta de la pluma.
Los padres tienen la responsabilidad de elegir las actividades que según su criterio son seguras para sus hijos. Todas las actividades propuestas en Educaconbigbang deben estar siempre supervisadas por un adulto.
