Con solo un poco de vinagre y sal, se puede limpiar una moneda de cobre para que quede tan reluciente como recién sacada de fábrica. Vamos a comprobarlo y a investigar la química que hay detrás del proceso.
Materiales:
- Monedas con baño de cobre (las de color rojizo), cuanto más sucias mejor.
- 2 vasos.
- Vinagre.
- Sal.
- Cuchara.
- Papel de cocina.
- Agua.
Procedimiento:
- Echa vinagre en cada uno de los 2 vasos, en cantidad suficiente como para cubrir una moneda.
- En uno de ellos, añade media cucharadita de sal y remueve para que se disuelva.
- Pon una moneda de cobre en cada vaso y observa lo que sucede.
- En tan solo unos segundos, la suciedad de la moneda sumergida en vinagre y sal habrá desaparecido y estará como nueva.
- Para observar cambios en la moneda sumergida en el vaso que no contiene sal tendrás que esperar varias horas. La moneda quedará limpia pero el proceso será mucho más lento.
- Una vez que las monedas estén relucientes, lávalas con agua y después sécalas muy bien con papel de cocina. Este paso no debe omitirse, ya que de lo contrario, al cabo de unas horas las monedas se recubrirán de una pátina de color verde azulado. Esta pátina es tóxica y no debe manipularse.
¿Qué ha ocurrido?
En contacto con oxígeno del aire, el cobre de las monedas se oxida, dando lugar a óxidos de cobre. Como resultado, las monedas pierden su brillo y se van recubriendo de una capa marrón cada vez más oscura. Un proceso similar es el que sufren algunas frutas y verduras cuando se cortan. En cuanto se exponen al aire se oscurecen, como pudimos comprobar hace un tiempo en este experimento con manzanas.
Pero en el aire no solo hay oxígeno, también hay sal, dióxido de carbono e impurezas con las que el óxido de cobre puede reaccionar formando otros compuestos que se van acumulando sobre la moneda. Estos compuestos suelen ser de color verde y azul y van apareciendo gradualmente sobre los objetos de cobre hasta llegar a cubrir toda su superficie. Generalmente, esta pátina no es perjudicial, sino que protege al cobre frente a la acción de agentes externos.
El color rojizo característico de las monedas de cobre se puede recuperar atacando la capa de óxido con un ácido, como el vinagre (ácido acético CH3COOH disuelto en agua). Y si además añadimos sal el proceso es mucho más rápido, veamos por qué.
El vinagre es ácido acético y en disolución se disocia así:
CH3COOH→CH3COOH–+H+
Lo mismo le sucede a la sal cuando se disuelve en agua, se disocia en:
NaCl→Na++Cl–
Ahora viene lo interesante, porque el H+ y el Cl– se unen para formar ácido clorhídrico, HCl, que es un ácido mucho más fuerte que el vinagre. Esto explicaría la rapidez con la que el óxido de cobre desaparece de la moneda cuando se añade sal al vinagre.
Usando papel indicador de pH y gracias a mi compañera Mercedes Arranz, que siempre me echa una mano con la química, comprobamos que, efectivamente, el vinagre con sal es un ácido más fuerte que el vinagre solo.
Una vez limpias, sin óxido, las monedas deben lavarse y secarse bien. En cuanto queden expuestas al aire, la capa de óxido crecerá de nuevo. Y si además quedan restos de vinagre y sal, rápidamente comenzarán a formarse otros compuestos, uno de ellos probablemente sea el acetato de cobre, de color entre azul y verde. Esos compuestos son tóxicos.
Los padres tienen la responsabilidad de elegir las actividades que según su criterio son seguras para sus hijos.Todas las actividades propuestas en Educaconbigbang deben estar siempre supervisadas por un adulto.